El tratamiento de las articulaciones es un proceso de búsqueda constante y combinación de fármacos, métodos y remedios con o sin efecto largamente esperado.
Enfermedades de las articulaciones se dividen en dos grupos: inflamatoria – artritis y distrófica – artrosis.
Artritis – una variedad de enfermedades inflamatorias de las articulaciones, en las que se ven afectadas la membrana articular, el cartílago articular, la cápsula articular y otros elementos de la articulación. Es una de las formas más comunes de enfermedad articular.
Signos de artritis:
– Dolor, que suele aumentar con el movimiento;
– Deterioro de la función (limitación de la movilidad articular);
– cambio en la forma de la articulación (hinchazón)
– hiperemia (enrojecimiento de la piel sobre la articulación y aumento de la temperatura corporal).
La artritis puede tener un curso crónico y agudo. Esta enfermedad requiere una terapia básica a largo plazo (meses, años), principalmente con antiinflamatorios no esteroideos y hormonas.
La artrosis es una enfermedad articular degenerativa-distrófica en la que se ven afectados todos los elementos de la articulación: cartílago, ligamentos, vaina articular, músculos periarticulares y hueso.
Los signos de la artrosis son los siguientes
– dolor en la profundidad de la articulación (con la actividad física aumenta, en reposo – disminuye);
– crujidos en las articulaciones
– limitación de la movilidad;
– rigidez de movimientos, sobre todo por la mañana, nada más levantarse.
La artrosis en las fases iniciales requiere que el paciente cumpla un régimen restrictivo de cargas y se deshaga de los kilos de más. En las fases avanzadas de la enfermedad, se adjunta un tratamiento farmacológico a largo plazo. Relativamente radical es la sustitución de la articulación. Una articulación artificial puede durar entre 10 y 15 años, pero ¿qué hacer con el resto de las articulaciones?
Con la ayuda de la fisioterapia y el automasaje, los síntomas de dolor pueden reducirse o eliminarse, especialmente en las primeras fases de la enfermedad. Los ejercicios físicos sistemáticos y el automasaje mejoran la nutrición de los tejidos de la articulación de la rodilla, fortalecen y desarrollan los músculos del muslo y de la parte inferior de la pierna, evitando así su atrofia y la limitación del movimiento en la articulación.
En el periodo inicial de la artrosis, se recomiendan diversos ejercicios físicos, a excepción de las sentadillas y los ejercicios realizados sobre las rodillas. El ejercicio debe ser sistemático, sólo así es posible evitar la progresión del proceso. Por la mañana es mejor realizar ejercicios generales de fortalecimiento que impliquen a todos los músculos y articulaciones.